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miércoles, 2 de marzo de 2011

AUN NO ERA LA HORA

Quizás sentía que aún no era la hora del amor, ni de la gloria, ni de los finales felices.
Aún no era el tiempo de los besos dibujados en un vidrio empañado,
Tampoco de los despertares sonrientes.
Por mucho tiempo caminó largas horas con su pañuelito en la mano, creía que si lo tiraba al suelo un príncipe vendría a levantarlo...
Y se quedaba paradita en el borde de los charcos. Eso ya es pasado.
Por momentos se podía olvidar de muchas cosas, de como se veía el sol, la luna y las estrellas, pero nunca de su como latió alguna vez su corazón.
Se podía olvidar de sus rostros, sus promesas, pero no del sonido de sus pasos al partir.
Se podía olvidar de su viejo dolor, pero no de esa canción.
También sabía que aún no era la hora de perder la cabeza nuevamente por amor, de encerrar a la razón.
Pero tampoco era la hora de dejar ir a ese sentimiento que aprieta el pecho en los comienzos de lo bello y dar oportunidades al destino inquieto. Aún no.

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