Escuchó los tambores sonar en su cabeza, retumbaban fuerte y solo veía la arena en su desierto. Ese sonido había llegado para quedarse con él, para protegerlo de malos pensamientos, y esa puntada en su cabeza había desaparecido...Y sonrió, que más podía pasar que ya no haya ocurrido antes… que más.
Solo sabía que el futuro era duro, pero se sentía fuerte y de repente vió un mar.
El canto de esa mujer que caminaba sola en las orillas llenaba su alma y ya no sufrió por el pasado.
Si hubiese sabido antes que era tan fácil ser feliz, hubiese corrido hacia ti más fuerte, pero no lo hizo y hoy sueña contigo y ya no estás allí físicamente, pero si en su mente como un ángel.
Del otro lado del pequeño mundo que formaron juntos alguna vez, tu lo miras por un Caleidoscopio de colores y sonríes por él, sabes que aprenderá su camino pronto, que ayudaste en su aprender,que amaste y que quieres hacerlo otra vez.
Una vez no fue suficiente, siempre vas por mas, y lo intentas hoy de nuevo, trastabillas, te caes , te levantas y él escucha tus pasos en un caracol olvidado a la orilla del mar. Y tu con un suspiro alcanzas su mejilla, tras una piedra apareces con tu sonrisa, lo sigues, lo perdonas.
Delicadamente los tambores dejaron de sonar, es hora de irse a otro lugar a otra canción, y con un ritual de despedida tu en su cielo y el en tu mar dijeron hasta pronto, no adiós, pues existirá una vez más, y mientras volverás a mirar por el Caleidoscopio de colores y él allí estará caminando hacia algún lugar.
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