Doy todo, en consecuencia a veces río y a veces lloro. Aún cuando la soga llega al cuello o estoy a un paso del precipicio, porque en el último paso o suspiro puede que aparezca la solución y si hay solución no es un problema, entonces porque rendirse.
Doy todo, y hasta llego a no escucharme por escuchar mi entorno, muchas veces me pierdo en mundos ajenos y explotan mis sentimientos, pero al final mi corazón se llena de lo vivido y me quedo con eso, si me perdí mientras te daba todo no importa, yo ya me voy a encontrar, porque dejo de encontrarme un tiempo pero me soy inolvidable para bien o mal y a la larga me vuelvo a ver en algún espejo y me sonrío, me felicito y me reto.
Doy todo, y si después de pasar por mi vida te quedaste con un pedazo de mi corazón, sin importar si te fuiste bien o me hiciste mal, te lo regalo, no te lo voy a pedir porque me regenero en cada nuevo comienzo.
Doy todo, y el día que no lo haga pueden preguntarse que fue de mí, en que nube estaré cantando o riendo, porque habré muerto.
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