Veo en la pared un cuadro vacío, y me pregunto: “está vacío? O contiene todo lo que podríamos pintar en él, aquello que vamos a ver cuando demos el próximo paso?”
Lo miraba y pensaba qué podría pintar en él, quizás ese arcoiris que persigo por los cielos, o el hocico de esos seres hermosos que día a día me dan besos, el abrazo de mis hermanitos o el “te amo”de mamá que me cuesta devolver, la mirada tierna de mi viejo, el jardín donde pienso y escribo, una ballena en el mar, la montaña de la cual me enamoré, mi disco preferido, o tu rostro, porque ya casi lo olvido.
Y que color elegiría para todo eso…Quiero una paleta gigante y mezclar, inventar colores nuevos y como los llamaría? Amarojo, aver, celezul, no lo se, podría ser!
Y sigo mirando ese cuadro, de tanto imaginar ya no lo veo vacío, veo miles de cosas en él y por sobre todas las cosas me veo yo , plasmada en el más lindo color que quiero inventar a medida que pase la vida, ese que se ve feliz.
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