Salís a tu balcón, ese que aún, cada vez que sales a respirar el aire pesado de la ciudad, te resulta un poco extraño y todo a tu alrededor lo ves gris, nada tiene demasiado color pero en ciertos momentos eso te gusta, estás quieto y te sentis refugiado de tus angustias. Sabías que esto no iba a ser fácil, sabías que podías fallar pero también que ibas a seguir, aunque por momentos comenzabas a olvidarte como hacer...y cuando de repente miras hacia abajo en la busqueda de algo que te diga para donde ir, ves tus pies y reconoces su función, es que debes avanzar, que tu estado de nada es una trinchera de cristal, y aunque a veces hay grietas, tratás de no sufrir, ni herir.
“Algún día, como todo, este estado terminará”... pensás... mientras tanto mirás a traves del lente de tu cámara de fotos para captar esa sensación especial, que quedará plasmada en imágenes difusas como las de esos recuerdos que viven en tu corazón y sonreís una vez más. Afortunado sos, anochece y aun la cruda realidad no viene a buscarte, podés comenzar a avanzar pero también seguir un tanto ingenuo, liviano y libre de culpas y pecados, como dice tu canción, podés seguir viajando un poco más, solo, con tu corazón entre las manos...
7/3/2010
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